No es necesario dedicar horas de búsqueda en Internet comparando diferentes estilos para encontrar sofás de diseño que encajen con el gusto de cada uno. ¡Ya lo hacemos nosotros! Hemos recopilado las características de cuatro reconocidos estilos y las claves para seguirlos y, cómo no, también hemos tenido en cuenta que sofás de nuestro catálogo encajan con estas estéticas. Es importante conocer las peculiaridades del estilo industrial, el vintage, el nórdico y el barroco, para poder diferenciarlos y seleccionar el que mejor se ajuste a la personalidad de cada uno.
Una de las particularidades de este estilo es el minimalismo y el aspecto desgastado.
Cuando se habla de estilo industrial, lo más probable es que la primera imagen que aparezca en la cabeza sea de una pared de ladrillo con tuberías al descubierto, altos techos y una mezcla de materiales brutos. Pues bien, aunque estas sean algunas de las características por las que se reconoce este estilo, ya que busca inspirarse en la estética de antiguos espacios industriales, no es necesario reformar toda la casa y empezar a sacar las tuberías por fuera y dejar el ladrillo visto para conseguir un salón que siga esta línea de decoración.
Las claves que hay que tener en cuenta para conseguir ese efecto se basan principalmente en la paleta de color, la selección de materiales y las formas del mobiliario, como los sofás de diseño minimalista con detalles metalizados.
Una paleta de color de tonalidades frías y neutras como el gris, negro, marrón o cobre en contraste con azules o verdes que recuerdan al óxido del metal, será la base sobre la que elegir. Además de los colores, los materiales que predominan son los metales, la madera en bruto, el hormigón y el cuero… éstos son elementos clave y marcarán la diferencia.
Lo principal es buscar esa reminiscencia a una fábrica o a una nave, la robustez y la funcionalidad son esenciales. Al contar con bases neutras, el estilo industrial cuenta con una gran versatilidad, donde cualquier detalle puede ser la pieza que marque esa estética: un mueble estilo archivador con muchos cajones, grandes bombillas descubiertas sin pantalla, piezas steampunk hechas con tuberías antiguas o engranajes… Este estilo es perfecto para sacar a relucir la faceta DIY y ponerse manos a la obra para crear piezas únicas recicladas o restauradas. Aunque los sofás desgastados también pueden ser sofás de diseño.
Algunas de las características del Industrial de pueden aplicar al Vintage, ya que parte de la base de la reutilización, lo retro, lo desgastado… sin embargo, hay detalles que diferencian una de la otra.
Una de las características más evidentes del Estilo Vintage es uno de esos sofás de diseño reconocido mundialmente: el Sofá Chester. Esa forma de “acolchar” el cuero para conseguir dicho efecto se conoce como capitoné y es una de las peculiaridades más evidentes de esta estética.
Los años 50, conocidos como la década dorada del interiorismo, marcarán el mobiliario vintage, junto con algunas pinceladas de los años 60.
Los colores vivos y el contraste, marcado por la funcionalidad y la ergonomía, liderarán este estilo, seguido de materiales característicos de estos años. El metal, el vidrio, el vinilo y el plexiglás o el metacrilato son distintivos de esta línea decorativa.
Si se tiene en cuenta la situación histórica de los artistas que influenciaron este movimiento, cabe destacar que la fluidez y la libertad era lo que buscaban expresar, tras haber pasado por la segunda Guerra Mundial… Miraban hacia el futuro y buscaban romper con lo que conocían hasta ese momento.
En esta época, nacen piezas icónicas que, hoy en día, siguen influenciando el diseño de interiores. Un claro ejemplo es la Organic Chair (Charles Eames & Eero Saarinen, 1940 – su fabricación en grandes cantidades no se da hasta los años 50)
Sin duda, lo vintage está muy presente en el presente, valga la redundancia. Una de las mejores formas de sacar inspiración y referencias es a través del cine y las series, siendo uno de los shows donde mejor se puede apreciar esta estética Madmen. Aunque esté más centrada en los años 60, será una gran guía para sacar ideas y, por qué no, pasar un agradable rato de descanso en uno de esos maravillosos sofás de diseño de Moradillo.
No podíamos hablar de estilos característicos y no analizar el nórdico, que tan de moda está. Sin duda alguna, uno de los más fáciles de reconocer por sus tan claras características.
Es fundamental seguir una línea minimalista y funcional donde prime la comodidad, la sencillez y lo artesanal para lograr ese particular aspecto nórdico.
La luminosidad es una de las claves, ya que teniendo en cuenta que se origina en países donde la noche llega pronto y la luz natural escasea, busca trasladar ese ambiente cálido y luminoso al hogar.
La paleta de color es principalmente neutra y clara donde los blancos, cremas y cálidos pasteles contrastan con marrón o negro. Aunque sea un estilo fundamentalmente minimalista, destaca también el uso de estampados geométricos o étnicos basados en la naturaleza y el uso de diversos materiales en contraste, creando un interesante juego de texturas. Entre estos materiales predominan la madera clara, la piedra, la cerámica, el mimbre y todo tipo de tejidos naturales (cuero, lana, algodón, lino etc.)
¿Quién no ha visto esas alfombras blancas de pelo o las enormes mantas de lana, tan propias del estilo nórdico?
Y aunque muchas veces lo importante se encuentre en los detalles, no podemos olvidar grandes piezas como los sofás de diseño minimalista o las mesas de madera de haya tallada que proporcionan la base para un salón con esta estética.
Si recuerda a los salones de Luis XV o María Antonieta, cargado de adornos, tonos cálidos y cortinas bordadas, ¡es barroco!
Sin duda alguna, es uno de los estilos más reconocibles por su marcada ornamentación y la presencia de colores como el bronce o el dorado. Principalmente utiliza como gama cromática los marrones y los cremas en contraste con verdes, azules o amarillos.
¿Quién no reconoce los sofás de diseño barroco a leguas? Esas estructuras de madera oscura con formas orgánicas y detalles tallados en las patas con tapizados lujosos son inconfundibles.
En este estilo destaca lo cálido y sereno, la simetría y el lujo. Los tapizados y las telas brocadas adquieren un gran protagonismo, acompañadas de lámparas de araña o chandeliers para iluminar la estancia.
Otro de los llamativos detalles del estilo barroco son los jarrones y los estampados florales, a veces incluso juntos y los cuadros con marcos tallados. Por su puesto, no puede faltar una gran biblioteca, ya se componga por un par de baldas o por toda una pared repleta de estanterías… pero la presencia de libros (a ser posibles antiguos) es primordial para esa línea recargada que tanto marca esta reconocida estética decorativa.
¿Aún hay dudas de qué elegir? A veces la clave es mezclar y jugar con el contraste… Estos estilos se pueden combinar a la perfección, lo mejor es empezar por buscar sofás de diseño sencillos y buscar la diferencia en los pequeños detalles, como cojines, muebles auxiliares o artículos de decoración.